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El mejillón, el superalimento gallego más conocido

 

El Premio Sartún 2022, el biólogo marino Uxío Labarta, defiende la producción de mejillón, un superalimento de “baja huella ambiental y altos valores proteínicos, cuyo precio no ha subido en los últimos años”.

El investigador del CSIC y pionero en acuicultura Uxío Labarta, quien por cierto recogía el jueves el premio Sartún del congreso, ha participado este viernes para presumir de marisco. El mejillón gallego es “nuestro más querido superalimento”, un producto con una baja huella ambiental, que contiene proteína de alta calidad, ácidos grasos Omega-3, alta contenido en hierro y B12, fitoesteroles y baja traza de metales. “Y no tiene arsenio aunque se haya comentado”, argumentaba Labarta.

Promocionado, el biólogo marinoha repasado la historia del mejillón, producto que aun siendo gallego no nació en Galicia sino que su cultivo empezó a principios del s.XX en los puertos de Barcelona, Tarragona y Valencia “pero con semillas de Galicia y del Cantábrico”. En Galicia, su cultivo comenzó con una prueba piloto en Cangas en 1934. Después llegó la producción en la Ría de Arousa, que fue aumentando hasta que en 1976 se limitó el número de bateas.

Se trata, relataba quien también fuera diputado en el Parlamento gallego, de un producto que nació para la conserva pero que acabó afianzándose como producto fresco. “Ahora se aprecia como la ostra, aunque sus precios se mantienen casi invariables desde hace años”. No obstante, su consumo no ha parado de crecer, “y ahora la producción en países europeos no alcanza al consumo”, por lo que se está empezando a cultivar fuera del viejo continente.

Repasando las diferencias entre el crecimiento de su concha y su carne, que depende de la época de plantado, la radiación solar, el alimento y el viento y el caudal de los ríos, el gallego finalizaba defendiendo su cultivo, pues “no es verdad que su cultivo altere el ecosistema marino al no dejar crecer organismos a su alrededor”. Lo demostraba explicando el uso de las heces del mejillón, que “contienen alrededor del 38% de carbono. El 50% de las mismas se queda en la misma cuerda, alimenta a otros alimentos y fertiliza el agua”. 

Por último, ¿su huella de CO2? “Baja. Se sitúa por debajo de la de los langostinos y las ostras, y se asemeja prácticamente a la de los vegetales”. El superalimento gallego por excelencia.

 

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